Devuélveme madre,
Al hostal de los astros de
donde me sacaste
Por andar de lujuriosa, ¡Oh
madre lujuriosa!
Mordiste la manzana y
pariste una piedra,
Hoy soy piedra madre, y
estoy y no estoy…
Hoy soy hijo llama, hijo lobo, hijo muerte,
la muerte me corroe y la veguenza me abruma
y no sé si podré soportar,
irme del mundo sin haber dejado impresas mis huellas en el tiempo...
como tantos otros lo hicieron.
(Los inmortales de la palabra)
la muerte me corroe y la veguenza me abruma
y no sé si podré soportar,
irme del mundo sin haber dejado impresas mis huellas en el tiempo...
como tantos otros lo hicieron.
(Los inmortales de la palabra)
Los años pasan, madre.
Los años pasan y el pelo se
cae
El pelo se cae y uno ya no
corre como antes
Y hay que correr madre,
Hay que correr aunque tú no
lo entiendas o no lo quieras entender.
Los lobos fueron hombres
primero
Y a lobos volveremos,
Por eso te pido ahora, dame la
estocada final.
Quiero que seas tú la que
acabe con mis sueños,
Estos sueños mós, no tan ajenos
a los millares de sueños que noche a noche
Atestan al mundo,
¿A dónde irán tantos sueños,
madre?
¿Lo sabes?
Deberías de saberlo.
Somos tantos a las cinco de
la tarde,
Tantos, que no sé cómo haremos para entrar por
el ojo de una aguja y saquear el reino de los cielos.