-¡Hey!...
¿Quién es usted?
-Soy
tu muerte y he venido a llevarte.
-¡A llevarme!!! ¡Olvídelo! yo
con usted no salgo ni loco ¡Además! ¡No le da
vergüenza!
-¡Vergüenza! …¿de qué…?
-De vivir a costa de los demás
y no hacer nada por usted ni por su aspecto personal, tan sólo mírese; mírese
las uñas de los pies, largas y sucias,
mire esa bata negra, llena de rotos y ridículos remiendos del pato
Donald y ni hablar de esa guadaña, que más bien parece un azadón.
-Es verdad, soy un desastre. Mire, aquí está su abrigo.