“Nuestro
prójimo no es nuestro vecino, sino el vecino de nuestro vecino. Así piensa todo pueblo.” Nietzsche.
Este
deseo homicida de acabar con mi vecino me consume.
No
sé hasta cuándo podré soportar su casa frente a mi casa
Es
espantoso…
Levantarse
en las mañanas y verlo podar su jardín
Sin
camisa y en bermudas
¡Por
Krishna!
¡Cómo
odio esas bermudas!
No
sé cuánto más podré soportar sus parrandas vallenatas.
Sus
comentarios sobre el clima
Sus
invitaciones a ver fútbol
No
soporto más verlo correr al autobús
Con
su camisa medio afuera y un bosquejo de risa atravesando su quijada
O
verlo llegar con sus amigas
Sus
amigas orgía, sus amigas baratas.
(En mis noches… soñadas)
…Luego
sufro ¡Cómo sufro!
Cuando
lo veo llegar de la iglesia
Con
un Cristo-hostia triturado en su
interior…y una fe nueva,
Renovada.
Yo
lo miro, detrás de mi ventana.
Invita
a todos a pasar.
Algunos
se sientan en su mesa
Otros
de pie, sólo ríen.
Él
canta. Baila. Bromea.
Y
una gran fiesta se cimenta
Justo
frente a mi casa
Yo
no voy,
Nunca
he ido
Salvo esa noche…
En
que muy borracho toqué su puerta, una, dos, tres veces.
“Pase, vecino. ¡Entre! ¡Siga! ¡Siga!” -
Me dijo el desgraciado, entre dormido.
Entonces
yo lloré y no dejé de llorar.
Maldito
vecino mío
Cómo hará para ser tan feliz.