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Ventana de mi cuarto de la cual no me atrevo a saltar, y sin embargo salto mientras escribo o mientras esto me escribe, salto y vuelo y extiendo mis alas de pollo tóxico y vuelo, sigo volando, no muy lejos porque me pierdo; me alejo, me aleja el viento, dejo mi barrio ¿Cuántos años? ¿20? ¿30? ¡Qué vergüenza y el mundo tan grande! maldita sea mi madre por cocinar tan bien; me alejo, el viento me ahuyenta en su lecho intangible. Lo veo y no lo creo, por fin escapo; mi casa en llamas, mi alcoba ardiendo. ¿Cuántas noches? ¿Cuántos sueños?… Y ahora ¿Quién cuidará mis viejos casettes de Metallica? ¿Quién alimentará la piraña atea que cierta noche escapó de mi cráneo?